La tradición de enviar tarjetas con saludos navideños, acompañados con los mejores deseos para el año por comenzar, es, a mi parecer, una de las que va desapareciendo lentamente y en silencio. Cada año enviamos y recibimos menos tarjetas.
Enviar tarjetas es dedicar un lapso de tiempo para saludar a la familia, recordar a los amigos, acercar a los que están lejos, agradecer a los vecinos o proveedores, implica un ejercicio de contemplación y balance; para los niños es, quizás, su primer acercamiento a las cartas y las manualidades.
Año tras año se torna más difícil conseguir tarjetas, dedicamos menos tiempo para sentarnos a escribir tarjetas personalizadas. ¿Se acuerdan cuando en las esquinas más transitadas de la ciudad se instalaban los vendedores de tarjetas con sus atriles? Las empresas que antes enviaban miles de tarjetas con saludos a sus clientes y proveedores (ya sea que lo hicieran de manera institucional o promocional o como una forma de colaborar con empresas de beneficencia o caridad), hoy han tomado la costumbre de enviar un correo electrónico con los saludos.
Hoy, las tarjetas han prácticamente desaparecido en el torbellino de nuestras vidas; la hipercomunicación nos ha despersonalizado, el tiempo invertido no justifica los resultados obtenidos (¿o sí?). Se ha convertido en un gasto superfluo que es factible eliminar del presupuesto de las empresas. En nombre de la ecología nos empujan a abandonar lápiz, papel, tarjetas, estampillas y reemplazarlo por un mensaje electrónico.
Recuerdo cuando, en casa, podíamos decorar los marcos de varias puertas con guirnaldas hechas con cintas coloradas o escocesas en rojo, dorado y verde, brochecitos y las tarjetas a medida que iban llegando. Añoro esas épocas.
Para aquellos que todavía se sientan un par de horas al año a escribir tarjetas de navidad, encontré algunos modelos que se pueden hacer en casa, con los chicos y con materiales fáciles de conseguir.
Botones, cartulina, retazos de tela, cintas de colores, cartón corrugado, lentejuelas, collage de papel y tela. Lo dejo librado a su imaginación y creatividad.
Paso a paso para hacer esta tarjeta con pinos desplegables. Vean qué simple: un par de cortes para cada arbolito, sobre un lateral de la tarjeta de cartulina o una tarjeta en blanco; pegar los pinitos, decorar con los copos de nieve, y ¡listo!. Como debe ser muy difícil conseguir una caladora para hacer los copos de navidad (como la que se muestra acá), más abajo incluí varios moldes que se pueden imprimir y recortar.
Para hacer el árbol de navidad, cortar tiras de cartulina verde, en distintos largos y anchos según su ubicación en el árbol. Plegar en forma de abanico, intentando que todos los pliegues sean del mismo tamaño y pegar ambos extremos y el fuelle sobre la tarjeta. La maceta se puede hacer de igual manera, o se puede pintar. Agregar una estrella en la copa del árbol.
Para chicos más grandes y con buen manejo de un cutter: cortar las formas en madera balsa, colorear y pegar sobre cartulina o una tarjeta en blanco. Los bordes también se pueden hacer con palitos de helado. Las mismas formas en madera balsa se pueden utilizar para hacer adornos para el árbol de navidad o el pesebre.
Moldes:
1 comentario:
Es tan cierto lo que dices! Y si el mundo cambio, hay que seguirle la onda, con acentos personales!! Me doy el trabajo de hacer una tarjeta virtual yo misma, con algún dibujito de por allí, compongo un texto algo insólito, y ahí viene el trabajo, a cada uno, una palabra personal. Y siempre vuelve un echo también vía mail. Un abrazo LL
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