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jueves, 8 de diciembre de 2016

Adornos navideños: un toque natural

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Simple, elegante, efectivo, con elementos de la alacena y el jardín

Navidad es una de mis fiestas preferidas.  Adoro el espíritu festivo, los preparativos, las llamadas telefónicas para organizar dónde nos reunimos, cuál será el menú, las grandes reuniones familiares: un día con unos, el otro con los otros (y otra tanda o a la inversa para Año Nuevo); la fascinación de los más chiquitos por el ritual del armado del árbol de navidad; su curiosidad por Papá Noel, la escritura de la carta (o los dibujos de los que aún no escriben y no tienen hermanos mayores que les den una mano), la sorpresa ante la aparición de la bolsa con los regalos dejados por Papá Noel al pie del árbol; ... y, no, no me gustan las bombas de estruendo, las cañitas voladoras ni el estallido de ruido de la medianoche.

Soy más bien tranqui.  De charla alrededor de la mesa.  La música prefiero que sea un complemento  de la compañía de mi familia y no un elemento invasivo; la idea es que fomente el diálogo de todos con todos.  No me gusta gritarle a la persona que está sentada frente mío para que pueda escuchar y entender lo que estoy diciendo. 

La incorporación de la naturaleza en la decoración usualmente estará dado por bouquets verdes o guirnaldas preparadas con ramas de pino, laurel, magnolia o  ramas de cualquiera de los arbustos del jardín que anden necesitando ser podadas.  Una de las ventajas de la navidad en verano es la amplia oferta de plantas, flores y frutas que se pueden incorporar en la decoración.  Y, si no tenemos acceso a ellas, también hay exquisitas réplicas sintéticas (boas, ramilletes, pinitos, etc.).

Esta composición de fanales formando la oración "We wish you a Merry Christmas" (Te deseamos una Feliz Navidad) puede ser replicado fácilmente con un estencil, esmerilado o pintando las palabras sobre vasos transparentes o fanales.  Quedaría muy bien acompañado por ramas y flores de Beloperone.


Flores reales o de seda entremezcladas entre las ramas del árbol o como parte de un centro de mesa.

   


  
Ramas verdes, algunos palitos secos, un racimo de frutitas rojas, un toque de dorado, un moño y ... voilá!  La baranda de la escalera decorada.


   

Centros de mesa o chimeneas, velas y mucha naturaleza.  El primero imagino que se puede armar dentro de una budinera, con un poco de espuma para arreglos florares humedecida, rosas, claveles o estrellas federales, rojas y blancas, ramitas secas o de sauce eléctrico y de romero, laurel, pino o lo que haya a mano, bien verde.  Tres o cuatro velitas en sus recipientes ... y mucho cuidado para que la llama no entre en contacto con los palitos.  Recuerden que el efecto buscado es decorativo ... no estamos iniciando las brasas para el asadito.


   

La elegancia alcanzada por estos dos que siguen es perturbadora, si se tiene en cuenta la sencillez de manufactura de los mismos.  Ambos están enmarcados en un contexto blanco, sin más color que el aportado por las ramitas, los portavelas y el resplandor de las velas. 

     

Una palangana de zinc o esmaltada, una pila de manzanas y tres árbolitos que luego pueden ir al jardín, a una jardinera en la ventana o al balcón.  


¿Algo más cítrico y aromático?  Una pelota de telgopor, un poco de alambre de florería  que utilizaremos para colgar la bola, kinotos, palillos para ensartar los kinotos en el telgopor, y un moño para disimular el alambre.  Es una excelente elección para colgar, en grupos de dos o tres, en el porche de entrada, del techo del quincho, bajo la sombrilla o del marco de una ventana.
  
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